EN LA CLINICA 1 - BELEN, ENFERMERA DE URGENCIA Por Esper, esper_cl@yahoo.es Manfredo tiene un accidente. En la clínica encuentra a una enfermera, la que es una antigua amiga, caracterizada por su fuerza. El lugar es la Clínica La Colina, en la cual se desarrollarán futuras historias. MANFREDO TIENE UN ACCIDENTE Todo empezó cuando Manfredo tuvo un accidente automovilístico. El resultado fue un brazo roto, unas costillas rotas y un esquince en el tobillo. Lo llevaron de urgencia a la Clínica La Colina. Lo atendieron entre dos médicos. Para su sorpresa y agrado, la enfermera de urgencia era una conocida de él, llamada Belén. Al verse se saludaron sonriendo y llamándose por el nombre. Conversaron unos momentos. BELEN: ¡Manfredo! Me da gusto verte, aunque no me da gusto que estés lesionado. MANFREDO: ¡Hola Belén! También me da gusto verte. Perdona que no me ponga de pie para saludarte jajajaa BELEN: Jajajaja Me alegra que no pierdas el sentido de humor. Belén y Manfredo se conocían desde la época del colegio. Ella es dos años mayor. De hecho, él era compañero de Rosario, la hermana de Belén. Manfredo estimaba que medía entorno a uno ochenta, más alta que él con su metro setenta y siete. Era corpulenta, del tipo fortachona. Era morena con el pelo negro rizado. La recordaba con el pelo a los hombros. Ahora estaba con una trenza, la que se la había hecho seguramente para trabajar con comodidad. A Manfredo siempre le gustó Belén. Fue una mezcla entre sueño erótico con amor platónico. Muchas de sus pajas se las dedicó a ella. Belén se daba cuenta de que era del gusto de él. Como mujer, sabía interpretar miradas. A veces que él se quedaba mirándola, y ella le respondía con una sonrisa. Para entonces, los dos tenían sus parejas. VEINTE AÑOS ANTES DEL ACCIDENTE DE MANFREDO En el colegio, Manfredo fue compañero de Rosario, la hermana de Belén. Rosario era más o menos de la estatura de Manfredo, o sea más baja que su hermana. Estudiaban algunos ramos con dos compañeros más, hombre y mujer. Manfredo era particularmente bueno en matemáticas y física, y su presencia en las sesiones de estudios eran un gran aporte. Rosario se daba cuenta que una parte de sus buenas notas en esos ramos era gracias a Manfredo. En lo demás no eran los mejores amigos, pero tenían una buena relación. Se invitaban a las fiestas de cumpleaños y hacían paseos, juntos con otros compañeros. Sucedió que una compañera de ellos, llamada Claudia, vio a Rosario en un parque, besándose con otra chica. Claudia les contó a algunas personas, y de ahí corrió el rumor del lesbianismo de Rosario. Esto causó rechazo en muchos alumnos, e incluso en sus padres. Manfredo fue uno de los pocos que la aceptó. Unos días antes de una prueba importante de matemáticas, Manfredo se acercó a Rosario. MANFREDO: ¿Vamos a estudiar hoy? ROSARIO: ¿De verdad quieres estudiar conmigo? No estoy muy popular últimamente. MANFREDO: Si es por lo que dicen de tu lesbianismo, no tengo problemas. ROSARIO: Es que soy lesbiana. No es solo lo que dicen. MANFREDO: Bueno, ¿nos juntamos? ROSARIO: Claro. ¿Y por qué lo haces? MANFREDO: Tengo mis razones. ROSARIO: No me digas que eres gay ... MANFREDO: No, lo que pasa es que tengo un primo con el que somos muy amigos que es gay. Nos conocemos de muy niños, y vivimos juntos la pubertad. Entonces él se dio cuenta que era gay, y yo me di cuenta de que soy heterosexual. Nos contábamos nuestras emociones y experiencias. Rosario hacía gestos de boca y cejas como mostrando complacencia de lo que él decía. MANFREDO: Entonces lo de entender y aceptar a los que son así, ya lo viví. La conversación terminó con un fuerte abrazo que le dio Rosario a Manfredo. Finalmente, se juntaron a estudiar los dos solos. Un par de semanas después, otros compañeros volvieron a estudiar con Manfredo y Rosario. La actitud de Manfredo los incentivó a abrir su mente y a aceptarla. Todo eso lo supo Belén y sus padres. De ahí, le estuvieron eternamente agradecidos a Manfredo. Una vez que terminaron el colegio, Rosario se fue a vivir a Estados Unidos. Ahí la recibieron sus padrinos, quienes, siendo chilenos, siempre la aceptaron con su condición sexual. Tuvo más de una pareja mujer, hasta que se estabilizó con una de ellas, llamada Cindy. Con Manfredo se mantuvieron en contacto por Wasap e Instagram, y conversaban en promedio una vez al año. Se vieron en un par de viajes que ella hizo a Chile. Cuando Manfredo y Rosario salieron del colegio, Belén estaba terminando su segundo año de enfermería, en una conocida universidad de Santiago de Chile. UN AÑO ANTES DEL ACCIDENTE DE MANFREDO Con 38 años, Manfredo estaba en plena carrera profesional, como ingeniero en informática. Se había casado a los 25 años y tenía un hijo de 12 años, también llamado Manfredo. Su matrimonio no andaba bien. Con su esposa Verónica habían hablado de separarse. Lo habían conversado un par de veces, pero optaron por postergarlo pensando en el bien de su hijo. Un sábado en la mañana, Manfredo fue a un mall. Ya era habitual que esas salidas las hiciera solo, o al menos sin la compañía de su esposa. De vuelta pasó a tomar un café a una gasolinera. Tuvo la grata sorpresa de encontrarse con Belén. Se vieron y se reconocieron de inmediato. Se abrazaron y se besaron en la mejilla. Ella estaba vestida con el uniforme azul oscuro de enfermera. El pelo lo llevaba suelto, pero seguramente se lo iba a tomar para trabajar. MANFREDO: ¿Te toca turno? Me imagino que sí, porque te veo con uniforme. BELEN: Claro, entro a las 15. Vine a almorzar, porque aún tengo algo de tiempo. ¿Me acompañas? Te invito a algo. Manfredo pidió un café y se sentaron mientras ella almorzaba. El pensó que no les costó reconocerse, pues se habían visto varias veces en las comidas de aniversario del colegio. Se fijó una vez más en el tamaño de sus brazos y manos, más grandes que las de él. Ella se dio cuenta de como la miraba, pero no hizo comentarios. BELEN: ¿Y cómo están tu señora y tu hijo? MANFREDO: Ellos están bien. Lo que no anda muy bien es el matrimonio. Ya hemos hablado se separarnos, y preferimos esperar por el bien de nuestro hijo. BELEN: Te entiendo ... Mi matrimonio anda un poco mejor que el tuyo, pero un poco no más. MANFREDO: Jajajajaja . Perdona que me ría, pero me hace gracias como lo dices. BELEN: No hay problema. Ella le comentó que su hija, llamada Karina, ya tenía 20 años. La tuvo a los 21 años, como resultado de un embarazo no planificado. Se casó con el padre de su hija, a quien Manfredo conoció cuando iba a la casa de ellas. Karina estaba estudiando química y farmacia en la universidad. BELEN: Mi hija está más alta que yo. Mide uno ochenta y tres. MANFREDO: Tú debes medir un metro ochenta, calculo. BELEN: Uno ochenta y uno para mayor precisión. Tú eres como mi hermana Rosario, me acuerdo. MANFREDO: Claro, los dos medimos uno setenta y siete. Ella terminó de almorzar. Se pusieron de pie. Ella le pidió que la acompañara al cajero automático. Retiró algo de dinero. Después le dijo que se despidieran ahí mismo, porque en los estacionamientos los podía ver alguien. Se dieron un fuerte abrazo y él la besó largo en la mejilla. Después de despedirse él se quedó recordando cosas de cuando eran jóvenes. Una vez estaban estudiando el grupo de los cuatro más cercanos en la casa de los papás de Belén y Rosario. Después de finalizar el estudio se quedaron conversando. Se les ocurrió hacer vencidas. Al rato llegó Belén y preguntó si podía participar. Lo hizo y fue ganándoles uno a uno, mujeres y hombres. En otra ocasión tomó a Rosario y Manfredo por la cintura, uno en cada brazo, y los levantó. Después cargó a Manfredo con el peso repartido en sus hombros. Realmente tenía mucha fuerza. Manfredo no quiso recordar eso con Belén. No era la idea que hicieran vencidas donde estaban. DE VUELTA AL TIEMPO PRESENTE En urgencia fue atendido por dos médicos. Después de las curaciones preliminares decidieron que se internara. Mientras esperaban al camillero, Belén conversó un rato con él. BELEN: Vas a estar unos días en la clínica. MANFREDO: Eso pensé. ¿Puedes irme a visitar a mi cuarto? BELEN: ¿Quieres? MANFREDO: ¡Por supuesto que quiero! BELEN: Muy bien, lo haré antes o después de mis turnos. Ella se acercó y le dio un beso en la mejilla. Intercambian números de celular. PRIMERA VISITA DE BELEN Fue tres días después de que Manfredo fuera internado. Belén llegó un poco antes de su turno. Estaba con su uniforme azul marino, de mangas corta, lo que le permitía que se le vieran los tremendos brazos y manos, que a Manfredo siempre le gustaron. Se dieron un beso en los cachetes. Conversaron de sus respectivos matrimonios. Por la conversación que tuvieron hace un año, ambos sabían que el del otro andaba mal. Manfredo contó que ya se había separado. El amor ya se había terminado, y su ex se puso muy gastadora. Todo eso gatilló fuertes discusiones, hasta que optaron por divorciarse. Faltaba un par de trámites para sentencia de divorcio, pero él ya estaba viviendo en un departamento que había arrendado. Belén aún vivía con su esposo e hija, pero la separación estaba acordada. Drásticamente, ella inicia otro tema. BELEN: Me mirabas bastante cuando éramos jóvenes ... MANFREDO: Lógico, si nos veíamos bastante. Yo iba a la casa de ustedes dos o tres veces por semana. BELEN: No estoy hablando de eso. MANFREDO: ¿Entonces? BELEN: Me refiero a que me devorabas con la mirada. MANFREDO: Ah jajajajajaja. Ya entiendo. Pues sí, te miraba bastante. Siempre te encontré muy guapa. BELEN: O sea que te gustaba. MANFREDO: Sí, no te lo voy a negar. BELEN: Bueno, llegó el momento de que nos confesemos. Tú también me empezaste a gustar. MANFREDO: ¡¡No digas!! Cuéntame más. BELEN: Cuando ayudaste a mi hermana, por una parte fue un tremendo gesto que reflejó un gran corazón MANFREDO: ¿Y por otra parte? BELEN: Lo encontré muy varonil, y me erotizó el que te pasaras a tantas personas por cierta parte, en busca de un objetivo sano. Además de que feo no eres. MANFREDO: ¿No te importó el que yo fuera más bajo? BELEN: Eso es otra cosa curiosa. Fue la primera vez que me llegó a gustar alguien más bajo que yo. Los pololos que tuve eran como yo o más altos. Y mi esposo es más alto. En ese momento llegó una kinesióloga, llamada Myriam, quien venía hacer ejercicios con Manfredo. Se saludó con Belén, pues se conocían por trabajar en la misma clínica. BELEN: Manfredo es amigo mío. Estudiamos en el mismo colegio. Fue compañero de mi hermana. Me tocó recibirlo en urgencia. MYRIAM: Mira que interesante ... Entonces, Belén decide irse. Le da una beso a Manfredo y otro a Myriam Manfredo ya había sido atendido por Myriam, el día anterior. Era muy alta y le contó que medía uno ochenta y dos. SEGUNDA VISITA DE BELEN Llega y le da un beso a Manfredo, tocándole por el lado la comisura de los labios: le pregunta cómo se ha sentido. Mientras conversan le acaricia la cara con sus dedos. A Manfredo le agrada y sonríe. Le toma la mano y se la acaricia. Comienza una erección, la que algo se nota debajo de la ropa de cama. Ella baja la mano y le toma el pie izquierdo y se lo aprieta suavemente, Manfredo lo disfruta, pues los pies son una zona erótica. MANFREDO: Tú me has hecho muy grata mi estadía en la clínica. BELEN: Te iba a contar que mi exesposo se fue de la casa. Ya es un paso más en mi separación MANFREDO: Pues, te felicito. BELEN: Gracias. Acto seguido ella le da un beso en la boca y contactan sus lenguas. MANFREDO: Gracias. Eso lo tomo como un beneficio para mí de que se haya ido tu esposo. BELEN: Jajajaja.: No podemos pasarnos besando. En cualquier momento entra alguien, incluso un médico. MANFREDO: ¿Hay algún problema con eso? BELEN: No está en el reglamento, pero igual tenemos que irnos con cuidado. No puede haber relaciones entre enfermeras y pacientes. Al menos no en forma abierta. MANFREDO: Entiendo. En eso entró Myriam, la kinesióloga. Los vio que estaban conversando con agrado, muy cerca el uno del otro. Se saludan. BELEN: Bueno, los dejo para que puedan hacer ejercicios. MYRIAM: ¿Tienes turno, Belén? BELEN: Dentro de un poco más de una hora. MYRIAM: Puedo atender a dos pacientes antes y volver, porque los veo entretenidos conversando. BELEN: Te lo agradezco harto. MANFREDO: Yo también. Siguieron conversando, y acariciándose. Al rato entró una técnico en enfermería, llamada Angélica. Tenía que tomarle la temperatura y presión. Se vio sorprendida al ver a Belén, a quien conocía como enfermera de la clínica. Esta le explicó que estaba como visita, porque son amigos. Le preguntó si se podía quedar, a lo que Angélica accedió. UNA VISITA AL FINALIZAR LA SEGUNDA VISITA DE BELEN Se estaban besando, cuando sienten que alguien golpea la puerta. Se separan rápidamente. Quien hace su entrada es una prima de Manfredo, llamada Eliana. Para sorpresa de Manfredo, Belén y Eliana se conocían. Y para sorpresa de las chicas, la otra se conocía con Manfredo. Eliana los saluda de beso a los dos. Una característica de Eliana es que es muy alta. Mide uno ochenta y dos, o sea cuatro centímetros más que Manfredo y un centímetro más que Belén. MANFREDO (dirigiéndose a Eliana): A Belén la conozco desde la época del colegio. Yo fui compañero y amigo de su hermana, y muchas veces fui a la casa de ellas a estudiar y a actividades sociales. Nos encontramos cuando llegué a urgencia. MANFREDO (dirigiéndose a Belén): Eliana es mi prima. Nos hemos visto toda la vida, al igual que con sus padres. Ahora cuéntenme como se conocen. BELEN: Una, nos conocimos en los campeonatos inter escolares de básquetbol. Las dos éramos seleccionadas de nuestros colegios. ELIANA: Hoy somos vecinas, y vamos al mismo gimnasio. Nos encontramos con frecuencia, y muchas veces conversamos. MANFREDO: ¡Genial coincidencia! Las chicas asintieron reafirmando que había sido una gran coincidencia. En eso, Belén se retira, porque ya iba a empezar su turno. Se despide de los dos de beso. Manfredo y Eliana se quedan conversando un rato. Ella se alegra al saber que el iba mejorando. Luego cambia de tema. ELIANA: Belén se está separando, según me contó. MANFREDO: Así es. Ella sonríe como insinuando que podía haber algo entre Manfredo y Belén. Él se hace el tonto y evita hablar del tema, dado el acuerdo de secreto con Belén TERCERA VISITA DE BELEN Fue cuatro días después de la segunda visita. Ambos hubieran querido verse todos los días, pero no podían ser tan evidentes. Igual hablaban por teléfono dos o tres veces al día. Belén entró al cuarto estando él solo. Se acercó a él y le dio un beso largo en la boca. Mientras lo hacía, él la abrazaba por la espalda. Al minuto le bajó la mano y le agarró el trasero. Ella rio y lo objetó sin enojarse. Le sacó la mano de ese lugar BELEN: Oyeeee MANFREDO: ¿Qué? BELEN: ¡No me agarres el culo! MANFREDO: Bueno. Es que se me fueron las manos, y esto lo hubiera hecho hace veintitantos años. BELEN: Mira tú. ¿eh? Ella vio el bulto que tenía en la zona genital. De hecho, su erección levantaba la sábana. Rio intensamente. MANFREDO: ¿De qué te ríes? BELEN: Lo sabes perfectamente ... De la carpa de circo que tienes en tu cama. MANFREDO: Bueno, es por ti que me he puesto así. BELEN: Mmmm, ¡qué halago! Permiso ... Ni corta ni perezosa, le corrió la sábana de modo que el pene totalmente erecto se vio apuntando hacia arriba. Ella hizo un gesto de aprobación BELEN: Nada mal. No te lo voy a tocar porque es posible que eyacules. MANFREDO: Está bien, tienes razón. Rieron juntos por un rato, hasta que él decidió hablar con ella un tema que le interesaba. BELEN: Bueno, me retiro por hoy. MANFREDO: Espera. Quiero hablar contigo. BELEN: Claro. MANFREDO: Me van a dar de alta luego. BELEN: Es una buena noticia. Significa que te estás mejorando. MANFREDO: Quero que nos sigamos viendo cuando yo esté de alta. Y que tengamos sexo completo, como no lo hemos podido tener. Y no niego que ha sido lindo lo que hemos tenido. Ella lo queda mirando con cara de estar meditando. MANFREDO: Quiero que seamos pololos. Te lo digo directamente. Ella lo sigue mirando. MANFREDO: Bueno, ¿qué piensas? BELEN: Mi corazón dice que la idea me encanta. MANFREDO: ¿Y tu cerebro dice otra cosa? BELEN: Mi cerebro dice que hay que tener precauciones, pero también dice que sí. Se besan con lenguas sellando el compromiso. Ella se retira. BELEN SUFRE ACOSO SEXUAL En la clínica había un médico conocido como el "Doctor Jara". Con ese apelativo Belén se dirigía a él. Ella conocía su nombre, pero quería mantener la distancia, pues era conocido por acercarse a las mujeres más de la cuenta. Corrían los comentarios de que acosaba a las funcionarias, y en algunos casos había habido consentimiento. Belén era una de las enfermeras que estaba en el objetivo del Doctor Jara. No sabía si era la única, pero percibía claramente los tonos y miradas con intención de seducirla. Además, dos veces había tocado en el brazo cuando quería preguntarle algo. De alguna manera el Doctor Jara se enteró de la separación de Belén. Trató de verlo como una oportunidad para hacer realidad sus intenciones. Un día se topó con ella en el ascensor. Se dio que nadie más había. La tocó en el antebrazo, y le dijo "sé de lo que te ha pasado. Si quieres te invito a algo y conversamos más, y luego nos conocemos". Belén le sacó la mano de donde se la estaba tocando y le dijo en tono brusco "no me interesa, gracias". La siguiente vez se encontraron en una plaza. No era raro, pues vivían relativamente cerca, y la plaza era una de las del barrio. El Doctor Jara se le aceró y le dijo "espero que no estes enojada, nos podemos entender". Ella lo miró. El Doctor le ofreció la mano y le dijo que hicieran las paces. Belén le tomó la mano y se la comenzó a apretar, tan fuerte de modo que él lanzó un aullido. Trató de soltarse, pero no pudo. La fuerza de Belén era muy superior a la de él. "Suéltame", gritó él. Lo que siguió es que Belén le hizo una llave de lucha, y el Doctor Jara terminó dándole la espalda a ella e inmovilizado. Belén lo sujetaba con solo una mano y él no se podía mover. Después de eso ella le dio un empujón con lo que cayó en el pasto. El Doctor se puso de pie y la increpó. "Desgraciada", le dijo. Le mandó un golpe de puño en la cara. Ella dio vuelta la cabeza, siguiendo la trayectoria del puño, de manera que el golpe la alcanzó, pero no le hizo daño. El siguiente golpe se lo atajó en el aire, y volvió a hacerle la llave, inmovilizándolo por segunda vez. BELEN: No quiero seguir con esto, así que si es necesario le voy a quebrar un brazo. DOCTOR JARA: ¡Está bien!, ¡está bien! BELEN: Y no quiero más acosos. El doctor asintió con la cabeza. Se convenció de que Belén tenía mucha más fuerza que él, y que sabía pelear. De ahí en adelante, no hubo más intentos de acercamiento, y cuando se encontraban se saludaban con una venia. ULTIMA VISITA DE BELEN Fue un jueves. El alta estaba contemplada para el día siguiente. Ella lo llega a visitar antes de su turno, como ya era costumbre. Se saludan con un beso en la boca, como también era costumbre. Belén le cuenta el caso de acoso que le había tocado vivir. Manfredo sonrió y le dijo que ese doctor no sabía con quien se metía. Eso hace reír a Belén. Luego comentan un par de cosas más. BELEN: ¿Te vas a ir a tu departamento? MANFREDO: No, voy a estar en la casa de mis padres, hasta que mejore bien. Calculo una semana. BELEN: Me parece una buena idea. MANFREDO: ¿Te toca turno el fin de semana? BELEN: El domingo a las 3 de la tarde. MANFREDO: Entonces el sábado podemos ir a mi departamento. BELEN: mmm ¿Y para qué me quieres llevar a tu departamento? ¿Qué me vas a hacer? MANFREDO: jajajajaaa Nada que tú no quieras. BELEN: ¿Nada que yo no quiera? ¡Huy! Eso suena peligroso. MANFREDO: jajajaja BELEN: Bueno, hablando en serio. Vamos a tomar algunas precauciones. MANFREDO: A ver ... BELEN: Yo te voy a pasar a buscar a la casa de tus papás. No creo que haya problema con eso. MANFREDO: Por supuesto que no. BELEN: Vamos a almorzar alguna parte, algo liviano. Y ahí vamos a ver cómo te sientes. MANFREDO: Okey. BELEN: De ahí nos vamos a tu departamento, y si hacemos el amor, tú te pones de espalda y yo voy arriba. Manfredo asiente con boca, cejas y cabeza. SABADO Finalmente, las cosas se dieron como lo planeó Belén. Después de haber ido a almorzar, llegaron al departamento de Manfredo. Este se tendió de espalda a la cama. Belén le ayudó a sacarse los pantalones y calzoncillos. Le abrió la camisa. Luego ella se desnudó. Se besaron y se acariciaron. Ella le tomó el pene y la erección vino rápido. Cuando el pene estuvo bien erecto, ella se subió y se insertó el pene en la vagina. Ella puso el ritmo de movimiento, como era la idea. Ella tuvo primero su orgasmo. Al cabo de unos segundos, él eyaculó. Belén se quedó a dormir con él la noche de sábado para domingo. Hicieron el amor en la mañana. Después de almuerzo fue a dejar a Manfredo a la casa de sus padres, para luego irse al turno. SEIS MESES DESPUES Manfredo ha vuelto a la normalidad. Va al gimnasio, pero evita jugar futbol, cosa que hacía antes. El sexo lo hacen en distintas posiciones, con lo cual él no tiene problema. Han comenzado a hacer pruebas de fuerza. Ella lo ha tomado en brazos de muchas maneras. En una ida a la playa, ella lo cargó en sus hombros y espalda, cosa que hizo sin dificultad. Eso ha puesto muy caliente a Manfredo, y más de una vez han ido rápido a hacer el amor. Cuando él se ha sentido en condiciones de hacer vencidas, las han hecho, y ella ha sido la ganadora en forma inapelable. A veces caminan juntos por la calle, ella abrazándolo por el hombro y ella por la cintura. Llaman la atención de las personas. Mal que mal, ella es cuatro centímetros más alta, los que se acentúan cuando se pone tacones. Eso lo hacen en lugares muy seleccionados. Evitan asistir juntos a reuniones sociales. No quisieran que corrieran los chismes sobre ellos, por el momento. La exesposa de Manfredo no ha visto con buenos ojos la relación de él con Belén. De hecho, no l interesa encontrarse con Belén. El exesposo de ella no ha puesto muchos problemas, pero tampoco muestra mucho interés en conocer a Manfredo. Belén duerme unas tres veces por semana con Manfredo. Lo haría siempre, pero no quiere dejar sola a su hija Karina, pese a que tiene 22 años, y está terminando la carrera. La relación ha sido muy bien vista en la familia de Belén, por el gran aprecio que le tienen a Manfredo. Eso proviene de la gran ayuda que le proporcionó a Rosario, la hermana menor de Belén, hace ya 25 años HECHOS POSTERIORES Cuando llevaban un año y medio juntos, acordaron convivir. Su hija Karina ya estaba titulada y al poco tiempo tuvo un embarazo no planificado. Se casó con el padre de la criatura. Así. Belén se convirtió en abuela a los 44 años. Con Manfredo, Belén ya ha hecho dos viajes a Estados Unidos, donde su hermana Rosario los recibió con mucho cariño. Ya han salido algunas veces con el hijo de Manfredo, y las cosas han andado bien. RELACION DE PERSONAJES DE OTRAS HISTORIAS DEL MISMO AUTOR Angélica, la auxiliar de enfermería, es personaje secundario de "Adela y Benjamín, compañeros de universidad", partes 1 y 2. Eliana, la prima de Manfredo que lo va a ver, y que se conoce con Belén, es protagonista de "Max conoce a una chica en el colegio. Es personaje secundario de "Max y Lorena, la bibliotecaria" y "Ulises y Renata, compañeros de colegio y de campus". Finalmente, es mencionada en "Fabiola y Guido, excompañeros de liceo". . .